Por: El Colombiano.
Desde el pasado 29 de abril, el proyecto empezó a derribar los primeros edificios para construir sus patiotalleres, desatando nuevas fricciones con los reclamantes.
Equipados con retroexcavadoras y martillos hidráulicos, un grupo de obreros comenzó en las últimas semanas con las primeras demoliciones de edificios en la zona en la que se construirá el metro de la 80.
En medio del accidentado proceso de gestión predial de esa obra, que ha despertado una oleada de protestas y reclamos por lo menos desde 2021, la remoción de esas edificaciones volvió a subir la temperatura entre cientos de propietarios inconformes y las entidades a cargo del proyecto.
Y es que mientras para varios de los reclamantes dichos trabajos son vistos como una medida de presión ante un conflicto que aún no se salda, desde el Metro argumentan que los mismos solo se están concentrando por ahora en la zona en la que se levantarán los patiotalleres y que en su ejecución no se han transgredido los derechos de los propietarios con los que todavía no se llega a un acuerdo.
Según informó esta última entidad, los trabajos en cuestión arrancaron desde el pasado 29 de abril y se concentran en tres predios ubicados cerca a la base del cerro El Volador, en inmediaciones del sector Rinconcito Ecuatoriano, una de las zonas en las que precisamente se han presentado más fricciones.
Una de las edificaciones que la semana pasada estaba siendo derribada es un antiguo puesto de salud al que iban los afiliados de la EPS Sura en el occidente de Medellín, ya adquirida por el proyecto previamente.
El Metro señaló que durante la jornada de ayer los obreros de la zona avanzaban en los trabajos de remoción de escombros para luego arrancar con las labores de adaptación del terreno para los futuros patiotalleres.
Si bien esta construcción no corresponde a una casa, para líderes de muchos de los propietarios inconformes los trabajos son vistos como una especie de intimidación por parte del proyecto, dirigida a quienes aún se niegan a aceptar los precios ofrecidos por sus hogares.
Así lo consideró por ejemplo Jaime Lopera Quintero, líder del comité ciudadano del Barrio El Volador y uno de los principales voceros de los reclamantes, quien advirtió que aún son cientos de familias las que consideran no tener garantías para reubicarse en las mismas condiciones en otras zonas de la ciudad.
A juicio de Lopera, mientras muchos hogares aún no aceptan los valores por metro cuadrado que les han venido ofreciendo, aduciendo que el valor de la vivienda en Medellín está por las nubes y dichos márgenes no les alcanzan para encontrar otra casa para vivir, el proyecto ya habría empezado a avanzar como una aplanadora con tal de no comprometer su cronograma.
A manera de agravante, Lopera planteó que durante las últimas semanas desde la obra se han iniciado también los primeros procesos de expropiación, en una medida que ha reavivado las tensiones y ha volcado a muchos de los habitantes de la zona a protestar ante entidades como el Metro y la EDU, esta última a cargo de la gestión predial.
Al ser consultados sobre estos reclamos, varios líderes de la obra en el Metro rechazaron que los trabajos se traten de una intimidación, al tiempo que señalaron que la mayoría de los procesos de adquisición predial irían por buen camino.
Antonio José Quijano, profesional de la gerencia de Planeación del Metro, argumentó, por ejemplo, que, aunque aún hay cientos de familias que no aceptan las ofertas, la mayoría sí lo ha hecho.
De un universo de 1.243 inmuebles (50% objeto de compras totales y 50% de compras parciales), el funcionario señaló que en 942 ya se había producido una oferta, de las cuales 688 habían sido aceptadas con corte a esta semana.
De ese total, añadió Quijano, se habían iniciado 4 procesos de expropiación, que catalogó como casos “muy especiales” y en los que también se había surtido un proceso de conciliación con los propietarios implicados.
Frente a los moradores inconformes, Quijano sostuvo que el proyecto ha mantenido su acompañamiento social y, como prueba de ello, adujo que tras más de tres años de labores no se han hecho desalojos por la fuerza.
Si bien los trabajos por ahora se concentrarán en esa zona, desde el Metro se anticipó que las demoliciones seguirán avanzando en un mediano plazo en otros frentes de la obra.