Desde los barrios, las montañas y los ríos urbanos, miles de voces se levantaron en la Cumbre Urbana Popular Nacional 2025 en Bogotá. Comunidades de todo el país presentaron sus diagnósticos y propuestas para transformar la ciudad en un espacio de vida, justicia y dignidad.
Por: Alfonso Insuasty Rodríguez*
Introducción: Una ciudad que se piensa desde abajo
Del 27 al 29 de septiembre de 2025, Bogotá fue escenario de un gran diálogo nacional: la Cumbre Urbana Popular Nacional (CUNAP), un espacio histórico que reunió a más de 2.000 líderes, lideresas, organizaciones sociales, académicas, culturales y comunitarias de todo el país.
El objetivo, construir colectivamente una agenda de transformación urbana y territorial que dispute el modelo de ciudad neoliberal, mercantilizada, desigual y excluyente, y coloque en el centro la vida, la justicia ambiental y la dignidad humana.
Durante tres días, se escucharon voces de comunidades que habitan los márgenes de las urbes, víctimas del despojo, la precariedad y el abandono estatal. Pero también se visibilizaron procesos de resistencia, autogestión y esperanza, que proponen una ciudad más eco-humana, colorida, alegre, justa y segura.
Compartimos algunos de los debates y propuestas más significativos que emergieron en este gran encuentro, acompañados de testimonios audiovisuales de sus protagonistas.
La invitación es a conocer, sumarse y fortalecer el movimiento popular urbano, porque las ciudades del futuro deben construirse desde quienes las habitan y las defienden día a día.
Las comunidades toman el control ambiental: 7 propuestas que revolucionan las ciudades
En la Cumbre, las comunidades reafirmaron su papel como verdaderas autoridades ambientales. Frente a la inacción institucional, los barrios y colectivos populares impulsan alternativas reales de restauración ecosistémica y justicia climática.
Desde la protección de líderes ambientales hasta la creación de sistemas públicos de separación de residuos, las propuestas comunitarias buscan dignificar la vida y enfrentar el modelo extractivista que mercantiliza la naturaleza.
Exigen además la implementación efectiva del Acuerdo de Escazú, la participación vinculante y el reconocimiento del saber popular como fuente legítima de gestión ambiental.
El mensaje es: “Las comunidades podemos asumir los retos de la crisis climática; la autonomía y las huertas urbanas son caminos hacia la justicia ambiental.”
La economía que mueve las ciudades exige sus derechos: de la informalidad al poder popular
La economía popular sostiene a millones de familias en las ciudades, pero sigue siendo invisibilizada y criminalizada.
Desde la Cumbre, se plantea una transformación estructural: pasar de la informalidad a la organización popular.
Las y los trabajadores ambulantes, recicladores, venteros y oficios populares proponen confederaciones nacionales, regulación justa y acceso a seguridad social, reivindicando su papel esencial en la vida urbana.
Su mensaje resuena con fuerza: “No somos marginales, somos movimiento. La ciudad no existiría sin nuestra economía.”
Guardias populares vs criminalización: la seguridad que protege la vida
Las políticas de seguridad actuales refuerzan la estigmatización de la pobreza y criminalizan la juventud.
Desde las comunidades, se propone un cambio radical: construir seguridad popular basada en la justicia social, la solidaridad y el cuidado colectivo.
La creación y fortalecimiento de guardias comunitarias y territoriales busca proteger la vida frente a la violencia estructural y el control paramilitar.
Estas guardias no reproducen la lógica armada del Estado, sino que representan una defensa legítima del territorio y de la paz desde los barrios.
El mensaje central: “La seguridad popular protege, no reprime.”
Movilización por lo público: los derechos no se mendigan, se luchan
Transporte, salud, vivienda y servicios públicos se han convertido en bienes de mercado inaccesibles para las mayorías.
La Cumbre propone una movilización nacional por lo público, donde la ciudadanía ejerza el control social y político sobre los bienes comunes.
Cabildos abiertos, veedurías, acciones jurídicas y protestas masivas se articulan para exigir un ordenamiento territorial popular, que priorice la vida y no el lucro.
La consigna se repite en todas las voces: “Lo público se defiende en la calle y se construye desde el pueblo.”
Cali demuestra que la organización popular sí puede
Desde el suroccidente colombiano, la Minga Urbana y Rural de Cali mostró que la organización popular transforma realidades.
Tras años de lucha, las comunidades han logrado detener desalojos, acceder a tierras productivas y construir más de 400 viviendas para familias en riesgo.
Su ejemplo demuestra que la autogestión y la unidad popular pueden doblegar la indiferencia institucional.
El mensaje desde Cali es esperanzador: “Sí se puede. La organización es el camino de la dignidad.”
Megaproyectos tecnológicos vs comunidades: el nuevo rostro del despojo
Planes como Diamante Caribe y Santanderes, financiados por corporaciones tecnológicas globales, reflejan una nueva forma de extractivismo urbano.
Estos megaproyectos, bajo el discurso del “desarrollo digital”, consumen recursos hídricos y energéticos masivos, desplazando comunidades y profundizando las brechas sociales.
La Cumbre advierte que esta “modernidad verde” no es sostenible ni justa: es una reconfiguración del despojo.
Las comunidades proponen soberanía tecnológica y planeación popular, para que la innovación sirva a la vida, no al capital.
Infancias en resistencia: soñar y jugar también es un derecho
Niños, niñas y adolescentes también tomaron la palabra. Desde diferentes territorios del país, denunciaron la falta de espacios seguros, educación integral y respeto por la diversidad.
A través del arte, las huertas y el juego colectivo, plantean su propia agenda urbana: “Jugar, sembrar y crear también es construir ciudad.”
Las infancias populares no son solo víctimas de la desigualdad, son protagonistas de la transformación urbana.
Artistas en lucha: la cultura como resistencia y trabajo digno
Los y las artistas populares denuncian la precarización laboral, la censura y la falta de apoyo institucional.
Frente a esto, se organizan para incidir en políticas públicas, exigir seguridad social y defender el arte callejero como expresión legítima y necesaria.
El arte es resistencia, es denuncia, es vida.
En palabras de uno de los colectivos presentes: “Nos quieren borrar de los muros, pero seguimos pintando futuro.”
Hacia una ciudad para la vida
La Cumbre Urbana Popular Nacional 2025 demostró que las comunidades urbanas son las verdaderas protagonistas del cambio.
Desde la economía popular hasta la gestión ambiental, desde las infancias hasta las artes, se está tejiendo un nuevo modelo de ciudad eco-humana, democrática y solidaria.
El desafío ahora es mantener la articulación y proyectar una agenda nacional de transformación urbana, que dispute el poder sobre el territorio y garantice que nuestras ciudades sean, finalmente, espacios de vida digna, justicia y esperanza colectiva.
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* Docente Investigador Universidad de San Buenaventura, catedrático Maestría en Ciencia Tecnología, Sociedad e Innovación ITM, integrante Red Interuniversitaria por la paz REDIPAZ y grupo autónomo Kavilando.
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