Desde tiempos ancestrales, los ríos han sido fuente de vida y resistencia. El Encuentro Nacional de los Ríos reúne movimientos sociales y defensores del territorio en un espacio de lucha contra la mercantilización de la naturaleza y el extractivismo, buscando una verdadera paz con la biodiversidad.
APERTURA ENCUENTRO NACIONAL DE LOS RÍOS
Bogotá, Marzo 20 de 2025
Por: MILLER DUSSAN
Desde hace varios siglos los Panches se definían sobre todo como hombres del río, como hijos del río. ¡Somos el Río!, cosmovisión que recuperó el escritor William Ospina, después de un ritual en la Maloca Yanacona, San Agustín que dio inicio a la Movilización El Río de la Vida (2015) impulsada por Asoquimbo (2009) y el Movimiento Social Defensores del Territorio contra el Plan de Privatización del río Magdalena que incluía 17 represas desde el Macizo hasta la Honda: Nosotros no sólo somos los defensores del río: nosotros somos el río. “No hay agua sin mares que se evaporen, sin bosques que fundan nieblas, sin páramos que condensen la humedad, sin humedales que filtren, sin ciénagas que oxigenen.
El agua no es un líquido, no es solo un elemento, el agua es un sistema, y en Colombia es el mejor ejemplo que se puede mostrar de como el territorio puede estar configurado con una inmensa fábrica de agua. Pero Colombia también es el mejor ejemplo de cómo un país puede ignorar su realidad más profunda, y dormir sobre un tesoro como el dragón del cuento, sin aprender a qué se debe este tesoro, sin saber cómo protegerlo”
A raíz de la COP 16, Grupos de Ambientalistas y Defensores del Territorio convocamos a participar en una Cumbre Ambiental Autónoma Divergente y Alternativa, organizada en un Gran Encuentro Popular Ambiental contra estrategias y planes delineados en el Marco Global sobre Biodiversidad Kunming Montreal Canadá suscrito en la COP 15 que es el Instrumento de implementación de la Convención en los países miembros para la planeación de la biodiversidad biológica que busca establecer un mecanismo multilateral para fijar una distribución financiera de los beneficios del uso de la información de secuencias digitales sobre recursos genéticos; que es el insumo de la biotecnología farmacéutica y del mercado agroquímico; también de armas biológicas y patógenos contra las luchas de los pueblos, por parte de las grandes potencias del norte global, a nombre supuestamente de la “Paz y la Democracia”.
Previo a la COP16 se construyó la Mesa Nacional del Río Magdalena, sus afluentes y cuencas hídricas y se acordó participar como COP, Alternativa y Participativa en el mes de octubre del año pasado en Cali y durante diez días en la Universidad Católica consolidamos un encuentro nacional e internacional de movimientos sociales que defienden los ríos, donde surgió la tarea de convocar a este ENCUENTRO NACIONAL DE RÍOS.
Cabe destacar que nos integramos a otros espacios con la Fundación “Salvar el Río Magdalena, constituida en Ibagué Tolima (2024) y con la COP Divergente, entre otras, con quienes coincidimos en la necesidad de promover diálogos alternativos que desborden la “Ronda de Negocios” (COP 16), sobre la disputa geopolítica por el control de la biodiversidad; el proyecto militar en la Isla Gorgona, la militarización de la Amazonía; el modelo agropecuario azucarero; la Guajira y falsas soluciones energéticas; la problemática ambiental del río Cauca y del río Magdalena; el extractivismo minero energético y transiciones energéticas corporativas, la mercantilización y financiarización de la biodiversidad, el canje de deuda por naturaleza, expresión del coloniaje financiero, los Proyectos REDD y la farsa de los créditos de carbono que desterritorializan a las comunidades campesinas y étnicas y atentan contra la soberanía alimentaria; y resistiremos por la Defensa de nuestros Territorios, el autogobierno, la autodeterminación y la autonomía, y, especialmente, la recuperación y protección de las cuencas de los Ríos y la necesidad de impulsar un Gran Movimiento Popular pro Defensa del Agua y Foros Planetarios Autónomos de Comunidades.
Poducto de la COP Alternativa fue el Manifiesto por la Unidad de los Pueblos que se oponen a la mercantilización de la Naturaleza ¡Por una Verdadera Paz con la Naturaleza!
El Manifiesto inicia planteando que a causa del capitalismo vivimos una crisis civilizatoria que pone en peligro la propia subsistencia de la vida en el planeta debido al colapso ecológico difícil de evitarlo, razón por la cual se trata de enfrentarlo a partir de construir una nueva civilización centrada en la vida. Además, Constatamos que el extractivismo afecta principalmente la totalidad de los ciclos del agua en cuencas, páramos, ríos y humedales y que la guerra interna ha sido condición necesaria para la imposición del extractivismo en el país
Existen 4 manifestaciones generadas por el modelo de producción y consumo sin límites por el afán de acumulación de capital que han desnudado la hegemonía del neoliberalismo y la magnitud de la crisis del capitalismo: La crisis climática, la expansión de los virus, las guerras y el control y uso de la Inteligencia Artificial.
Para sectores del capital hay que profundizar el modelo acelerando la virtualización del mundo como punto de inflexión de la transición desde el capitalismo industrial al capitalismo digital con la imposición de un nuevo régimen social basado en el miedo y aislamiento, de mayor desigualdad que suprima toda libertad que nos puede conducir a un Imperialismo y/o fascismo tecnológico de control absoluto de la vida (normalidad capitalista) donde se impone una reingeniería social a gran escala que implica la convergencia de conocimientos científicos y técnicos de última generación (genoma humano, nanotecnología, conexión 5 G, inteligencia artificial1, big data, robótica, neuronas digitales, biología digital al servicio de la necropolítica.
Frente al peligro del fascismo tecnológico, se plantean salidas como el Green New Deal, (o el Consenso de la descarbonización) como la supuesta solución a la crisis climática fundamentada en la pretendida economía verde, o capitalismo verde que reproduce los mismos modelos de privatización de los Bienes Comunes y de la concentración de las riquezas mediante la desposesión y la profundización de las desigualdades. Incluye la "descarbonización del planeta".
Movimientos ecosociales, ecofeministas, de ecología social y ecología política coinciden en que hay que cambiar el modelo neoliberal extractivista, financierista y que la solución a la crisis climática no es posible desde la economía de mercado sostenible que ha sido un fracaso. Se trata de un cambio civilizatorio, basado en los valores de solidaridad, igualdad y libertad y respeto de la naturaleza. De una nueva civilización ecosocial que rompa con el productivismo y el consumismo para privilegiar la reducción del tiempo de trabajo y, así, la extensión del tiempo libre dedicado a las actividades sociales, políticas, lúdicas, artísticas, eróticas, etc”. Un proceso de transición hacia una sociedad ecosocial implica una planificación democrática, orientada a la satisfacción de las verdaderas necesidades que son definidas por las comunidades y el respeto de los equilibrios ecológicos del planeta.
En conclusión, el Manifiesto convoca a conformar una coordinación nacional compuesta por los representantes de las organizaciones sociales y populares que participamos en este Encuentro Nacional de carácter amplio y unitario que compartan los lineamientos aquí expresados:
La confrontación al extractivismo con movilizaciones unitarias en ríos, cuencas, páramos y humedales urbanos. La denuncia a la mercantilización de orientan las COP y que se convierten en políticas estatales.
El propugnar por una organización democrática de los territorios impulsando una economía amable con la naturaleza y el fortalecimiento de relaciones sociales solidarias.
Acompañar las campañas de denuncia a la presencia de tropas militares extranjeras en nuestros territorios.
Confrontar con movilizaciones unitarias las políticas de ajuste que reducen la calidad de vida de los colombiano(a)s mediante el mecanismo de la deuda pública..
Impulsar una política de paz que posibilite la democratización real de los territorios con la participación de las comunidades en la toma de decisiones y con justicia socio ambiental. Rechazo al aumento del militarismo a escala internacional, a las invasiones y las guerras que vienen causando miles de muertos como en el caso del genocidio de Gaza. La paz entre los humanos es la paz con la tierra.
De igual manera se hizo el lanzamiento de la Declaratoria de la Mesa Nacional Cuenca Río Magdalena que contiene un Diagnóstico sobre la situación catastrófica del Rio y los impactos causados en cada una de las Cuencas y que será objeto de análisis en este encuentro sobre el Estado de cosas inconstitucionales y de ordenamiento ambiental.
Desde la Fundación Salvar el Río Magdalena, el escritor William Ospina, compartió en la Zona Verde de la COP16 el texto “Para pedirle al río que nos salve” donde expresó “Como tantos grupos en toda Colombia, llevamos mucho tiempo preguntándonos cómo salvar el río Magdalena. Un río que alguna vez fue la muestra palpable de la vitalidad del territorio, ahora corre como un desagüe de todos nuestros errores y nuestras profanaciones. El río está casi muerto y eso es apenas una señal de la crisis tan profunda que atraviesa nuestro país”.
“Pensando todo esto me digo que tal vez cometemos un error al afirmar que nuestra tarea es salvar el río, porque más bien ha llegado la hora de pedirle al río que nos salve. Pues lo que está en peligro en el fondo no es el río, lo que está en peligro no es el mundo, lo que está en peligro somos nosotros: el horizonte total de la vida de la que dependemos”. Ya desde Neiva el río empieza a morir, primero por los sucesivos embalses de Betania y El Quimbo, pero después con las aguas negras que vienen de las ciudades y de los pueblos, aunque todavía en Natagaima uno siente que el río tiene vida. Lo que pasa es que más tarde, a la altura de Flandes, cae sobre el río Magdalena el tributo terrible de todos los jabones y detergentes de dos millones de hogares de la capital de la república, sumado al miasma de las curtiembres y a los desechos industriales, toda la contaminación de una ciudad inmensa que baja por el río Bogotá, y por eso el río que pasa por Ambalema y por Honda ya es casi un río muerto, aunque todavía no le han llegado los residuos industriales de la zona petrolera, ni el renovado aporte de mercurio de las mineras, ni el torrente final del río Cauca, que trae los desechos de la otra vertiente”.
Desde la fundación se proponen tareas para pedirle al río que nos salve…en primer lugar hay que visitar al río, hay que volver al río. “Existen tareas técnicas especializadas en la limpieza como esponjas químicas para retirar los metales pesados y las materias detenidas en su lecho, hay que retirar venenos, basuras, escombros, sustancias peligrosas, y emprender una labor inmensa de limpieza del río, pero también hay que avanzar en la enorme tarea de reforestar sus orillas… pero más difícil que limpiar el río es impedir que siga contaminándose para lo cual es fundamental una inmensa revolución de las costumbres, que haga que nuestra cultura no pese tanto sobre la naturaleza, que nuestros hábitos de producción y de consumo no alteren tanto el equilibrio del mundo”.
En el Encuentro de Ríos. Tendiendo Puentes metodológicos sobre el Río Magdalena Honda, 6-9 de noviembre 2024 surgen “Propuestas alternativas de ordenamiento para la defensa integral del Río Magdalena” donde no solo se alertó por la crisis que está viviendo en sus dimensiones ambiental, social ecológica, de derechos humanos, sino la esperanza que reside en las luchas de resistencia en su defensa.
En su relatoría se refieren a
1. Críticas a las autoridades ambientales, especialmente a las corporaciones autónomas regionales.
2. El río desde sus múltiples conectividades: La conectividad ecológica, entre las aguas (entre el río y las ciénagas; entre las aguas de arriba, de las montañas, con las de abajo, del valle y de las planicies inundables), entre las aguas y los sedimentos, entre los no-humanos y entre humanos y no humanos. La conexión entre el pasado y el presente, los cambios y transformaciones ocurridos a raíz de las diversas intervenciones en el río, su cauce, sus riberas y sus complejos de ciénagas - Las conectividades sociales, a través de las prácticas y conocimiento de los territorios del río y sus ciénagas.
3. La contaminación y sus múltiples consecuencias a diversos niveles sobre la vida.
4. Violencias ambientales por el costo en vidas de sus defensores.
5. Concluye convocando a que los ejercicios interinstitucionales adelantados para el reconocimiento de los saberes de los pescadores artesanales como patrimonio inmaterial, así como los trabajos realizados en búsqueda de la Declaratoria del Río Magdalena como Itinerario Cultural en la Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad, incorporen de manera integral y decidida criterios ecosistémicos, sociales y de persistencias del conflicto social y armado. Además, expresa preocupación por los efectos de las grandes represas y la contaminación por metales pesados y otros químicos no medidos como los contaminantes liberados por la industria.
El 21 de noviembre de 2024 se realizó el Foro sobre el Río Magdalena en el Archivo General de la Nación, convocado por la Fundación Alma con el Objetivo de “Promover un diálogo biocultutal alrededor del Río Magdalena que proyecte acciones para salvaguardar la riqueza de sus acuarios” Cabe destacar el anuncio de la Subdirectora del Archivo General de la Nación del inicio del Proyecto de construcción de la Memoria del Río Magdalena a partir del 2025 donde los actores fundamentales de la investigación serán las organizaciones sociales de pescadores artesanales.
Es un hecho que “el Rio de la Vida” está moribundo. La totalidad de la tierra útil de las riberas es propiedad privada. La pérdida gigantesca de los conectores naturales y sus ecosistemas locales y territoriales. La contaminación de las aguas por las actividades extractivas minero energéticas (represas de Betania y El Quiimbo), los Proyectos REDD y la estafa de los bonos de carbono en el Macizo Colombiano y las aguas residuales afectan todos sus afluentes y destruyen los ecosistemas, la productividad tradicional y cultural ancestral de los pueblos ribereños, la destrucción de la riqueza ictiológica, el caso más emblemático, es el bocachico, la pobreza extrema y la exclusión de la gran mayoría de la población que vive en el hábitat del río Magdalena, es uno de los complejos problemas que se debe resolver, los 72 proyectos mineros que atentan contra los principales afluentes del Magdalena, Invasión Aguacatera en la Región del Macizo que ampliaron la frontera agrícola en una zona estratégica de protección ambiental, no cesa la violencia contra los líderes sociales, especialmente los defensores de los derechos de la naturaleza.
García Márquez, en sus memorias, (2002) reafirma la destrucción anunciada que ya había trabajado en sus novelas y que ahora ni el amor parece poder revertir: “Hoy el río Magdalena está muerto, con sus aguas podridas y sus animales extinguidos. Los trabajos de recuperación de que tanto han hablado los gobiernos sucesivos que nada han hecho, requerirían la siembra técnica de unos sesenta millones de árboles en un noventa por ciento de las tierras de propiedad privada, cuyos dueños tendrían que renunciar por el solo amor a la patria al noventa por ciento de sus ingresos actuales.
Valdría la pena preguntar cuáles serían los propietarios que tendrían la amabilidad de ceder el 90% de sus tierras sólo para sembrar árboles y renunciar en consecuencia al 90% de sus ingresos actuales”. “Los peces tendrán que aprender a caminar sobre la tierra porque las aguas se acabarán, sentenció el capitán Iturbide al referirse a la manera como las tripulaciones de los barcos hacían destrozos en los bosques de las riberas del río Magdalena para alimentar las calderas de vapor. Quizá sí, porque contrario al capitán Iturbide, en muchos tramos del río los peces ya no necesitan aprender a caminar sobre tierra porque son los peces mismos los que están dejando de vivir ante las aguas represadas”. Casos Represa Betania y Quimbo.
Hay que destacar que alrededor de los ríos existen múltiples experiencias organizativas y de resistencia social, de las cuales varias hacen presencia en este Encuentro y que las convocamos a conformar una coordinación nacional que logre articular a las organizaciones sociales y populares de manera amplia y unitaria en torno a Agendas y Planes de Acción Comunes en Defensa del Río Magdalena, sus afluentes y Cuencas Hídricas a partir del diálogo entre las diversas experiencias de las comunidades y los estudios académicos para potenciar las resistencias contra el extractivismo minero energético, los agronegocios, los mercados verdes y por la Justicia Socioambiental.
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