Por: Alfonso Insuasty Rodríguez.*
La lucha por alcanzar una paz duradera en Colombia enfrenta nuevos obstáculos, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Gobierno Nacional intercambian acusaciones de incumplimientos y falta de voluntad.

El proceso de paz entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Gobierno de Colombia ha sido un esfuerzo continuo y complejo que se ha desarrollado en varias fases y bajo diferentes administraciones gubernamentales. Iniciado en 2012 durante el primer mandato de Juan Manuel Santos, el proceso sufrió múltiples interrupciones y retrocesos, especialmente durante el gobierno de Iván Duque, que desconoció varios acuerdos previos. Con la llegada del gobierno de Gustavo Petro, se reactivaron las negociaciones, marcadas por el objetivo de alcanzar una "paz con transformaciones", que implicaba cambios estructurales en el país.
Posición del ELN
#Comunicado
— Delegación ELN (@DelegacionEln) July 26, 2024
RESOLVER LAS CAUSAS DE LA CRISIS DEL DIÁLOGO CON EL ELN
Es válido preguntarnos: ¿qué garantía de seriedad merece un Gobierno que no cumple lo que acuerda? ¿qué sentido tiene que desde el Gobierno llamen al #ELN a firmar nuevos acuerdos, si no cumplen los anteriores? pic.twitter.com/7AL7TxDK0j
El ELN destaca en su reciente comunicado que las negociaciones han estado llenas de obstáculos, muchos de los cuales atribuyen a la falta de cumplimiento por parte del Gobierno. El ELN acusa al Estado de implementar tácticas de infiltración y perfidia, señalando que actos como la Resolución Presidencial 115 de abril de 2024, que otorga estatus de representantes del ELN a agentes infiltrados, son ejemplos de mala fe que socavan la confianza en el proceso. También critican la violencia continuada por parte de las Fuerzas Militares y denuncian que las violaciones al cese al fuego bilateral dificultan el avance en las negociaciones. Ante este panorama, el ELN cuestiona la seriedad del Gobierno para cumplir con los acuerdos establecidos y llama la atención sobre la necesidad de transformaciones profundas en el régimen político y económico del país como condición para una paz duradera.
Respuesta del Gobierno Nacional

Por otro lado, el comunicado de la Delegación del Gobierno Nacional en la Mesa de Diálogos con el ELN expresa frustración ante lo que perciben como una falta de compromiso y sinceridad por parte del ELN. El Gobierno rechaza las acusaciones de incumplimiento y perfidia, y asegura que ha manifestado repetidamente su voluntad de resolver los problemas de manera bilateral y constructiva. El Gobierno insiste en que el verdadero problema es la falta de claridad del ELN respecto a su compromiso con la paz, cuestionando si el grupo insurgente está utilizando el proceso de paz para fortalecerse militarmente en lugar de buscar una solución negociada. Además, el Gobierno subraya su disposición a seguir trabajando en la implementación de los acuerdos y en la construcción de transformaciones sociales, siempre que el ELN demuestre un compromiso inequívoco con la paz.
Ambos textos reflejan una profunda desconfianza y una serie de acusaciones mutuas que han dificultado el avance del proceso de paz. Mientras el ELN acusa al Gobierno de incumplimientos y de tácticas de infiltración, el Gobierno critica al ELN por no definir claramente su compromiso con la paz y por utilizar el diálogo como un medio para otros fines. Esta situación ha llevado a un estancamiento de las negociaciones, con cada parte exigiendo garantías y cumplimiento de los acuerdos como condición para seguir adelante.
La evolución del proceso de paz entre el ELN y el Gobierno Colombiano refleja las complejidades y desafíos inherentes a la resolución de conflictos armados prolongados. La falta de confianza y las acusaciones mutuas de incumplimiento y perfidia han creado un ambiente en el que es difícil avanzar. Sin embargo, el proceso también destaca la importancia de la voluntad política y la necesidad de abordar no solo la desmovilización de los grupos armados, sino también las causas subyacentes del conflicto, incluyendo las demandas de transformaciones sociales y económicas.
Para que el proceso tenga éxito, es esencial que ambas partes demuestren un compromiso genuino con la paz y que se establezcan mecanismos efectivos para asegurar el cumplimiento de los acuerdos y la participación de la sociedad civil en la construcción de una paz duradera.
Anora bien, la participación activa de la sociedad civil se presenta como un elemento crucial para desentrabar estas tensiones. Involucrar a las comunidades, organizaciones y ciudadanos en el diálogo y la implementación de acuerdos podría ofrecer una perspectiva fresca y equilibrada, permitiendo que las verdaderas necesidades y aspiraciones del pueblo colombiano se sitúen en el centro del proceso de paz. Este enfoque inclusivo no solo fortalecería la legitimidad del proceso, sino que también podría actuar como un puente para superar las barreras actuales.
*Docente investigador Universitario. Red Interuniversitaria por la paz REDIPAZ.
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