Por: Marison Gómez Giraldo. El Tiempo
La guerrilla de Nicolás Rodríguez Bautista, 'Gabino', no quiere ser menos que las Farc en una negociación de paz con el Gobierno.
Definitivamente el Eln no se quiere quedar por fuera de la paz. Prueba de ello es que apenas se dio cuenta de que la negociación con las Farc tomó vuelo, cambió su actitud y se mostró más dispuesto a concluir la agenda para formalizar una negociación con el Gobierno.

Foto: Archivo / EL TIEMPO
La resistencia de esta guerrilla a incluir en la agenda la dejación de armas había tenido en vilo la posibilidad del proceso de paz con el grupo armado. Tanto, que las discusiones con los delegados del Gobierno, encabezados por Frank Pearl, llegaron a parecer estériles.
Hace solo 15 días, tras varios encuentros, a veces en Ecuador, a veces en Venezuela, con intervalos de semanas o días, el Eln aceptó hablar de “cómo dejar las armas”. Para el Gobierno este era un asunto innegociable.
Paradójicamente, fue un hecho ocurrido en La Habana, dentro de la negociación con las Farc, el que sacudió al Eln y lo enfrentó a la disyuntiva de embarcarse en el tren de la paz o quedarse por fuera de él.
Ocurrió el pasado 12 de julio. Fue el acuerdo entre las Farc y el Gobierno para agilizar las negociaciones en la capital cubana y desescalar la guerra en Colombia. Esto disparó una alerta en el Eln.
“Después de ese acuerdo en La Habana y de los avances en justicia, ‘Antonio García’ y ‘Pablo Beltrán’ –los delegados del Eln– comenzaron a buscar fórmulas”, le contó a este diario una persona que conoce el detalle de las conversaciones exploratorias con esta guerrilla.
El viraje del Eln fue evidente, pues en mayo, el máximo jefe de este grupo armado, Nicolás Rodríguez Bautista, ‘Gabino’, había salido de La Habana, tras el encuentro que le autorizó allí con 'Timochenko' el presidente Juan Manuel Santos, dejando la idea de que las Farc le habían concedido demasiado al Gobierno. (Lea también: 'Justicia y dejación de armas pueden tener una solución conjunta')
Incluso, los delegados de las Farc en Cuba quedaron sorprendidos con la actitud de ‘Gabino’. De hecho, desde antes estaban “decepcionados” porque a la cita con ‘Timochenko’ el máximo jefe del Eln no llegó acompañado por sus representantes en los diálogos exploratorios, ‘Antonio García’ y ‘Pablo Beltrán’.
Lo que viene
Ya hoy está claro que aunque el Gobierno tendrá una agenda propia con el Eln, en su mayor parte esta coincide con la de las Farc. Y que, en consecuencia, en algún momento los dos procesos de paz tendrán que confluir.
Una fuente le confirmó a EL TIEMPO que los puntos de la agenda de negociación con el Eln son: participación de la sociedad, democracia para la paz, transformaciones para la paz, víctimas, fin del conflicto y dejación de armas, e implementación y refrendación de los acuerdos.
Es decir, hasta ahora todo indica que la agenda con la guerrilla de ‘Gabino’ tiene el mismo número de puntos que la de las Farc: seis. (Además: 'Proceso de paz tiene avances significativos en el tema de justicia')
La gran diferencia entre las dos agendas es que la del Eln tiene un énfasis muy marcado en la participación de la gente. Y esto es por haber sido históricamente una guerrilla más política que militar.
El involucramiento de las comunidades se traducirá en un mecanismo de participación.
Podrían ser foros o encuentros para que la gente diga, por ejemplo, qué proyectos considera más urgentes para determinadas regiones. Se supone que parte de lo que salga de esos foros debe quedar en los futuros acuerdos del Gobierno y el Eln.
En lo demás, no hay grandes distancias entre lo que buscan una y otra guerrilla, y las soluciones serían similares.
Entre otras cosas, porque no puede haber fórmulas de justicia distintas para los máximos responsables de dos insurgencias que por igual han cometido crímenes graves. Ni dos modelos de dejación de armas.
Soluciones parecidas
En el caso de la participación política, el Eln, como las Farc, ha buscado abrir espacios y, en el proceso de paz de La Habana, ya se perfiló parte de lo que se hará en este sentido.
El beneficio acordado con las Farc de que los movimientos políticos que surjan a partir de un acuerdo de paz no pierdan la personería jurídica si no obtienen la suficiente votación, es aplicable a las bases sociales del Eln.
Lo cierto es que, aunque las soluciones sean parecidas, habrá negociación y redacción de acuerdos con la guerrilla de ‘Gabino’, que por principio, no acepta que le den un trato distinto al que han tenido las Farc.
Y si bien el punto de cultivos ilícitos y narcotráfico no quedó de manera expresa en la agenda con el Eln, es un hecho que también en las zonas de influencia de esta guerrilla hay plantaciones de hoja de coca y producción de cocaína. El tema sería tratado en el escenario que se elija para la participación de la sociedad.
Es obvio que la fórmula no será muy distinta a la ya acordada con las Farc y que incluye, entre otras cosas, el sostenimiento de las familias que sustituyan los cultivos de hoja de coca mientras hacen la transición a la agricultura tradicional.
Para el caso de la minería ilegal, en la que el Eln ha tenido una incidencia histórica, la estrategia sería la formalización del trabajo de las familias que se dedican a esta tarea.
Los tiempos
De qué manera, cuándo y dónde van a confluir las negociaciones con las dos guerrillas, es algo que está por definirse.
Hasta ahora tampoco el Gobierno y el Eln han acordado cuáles serán los países garantes y si será alguno de los que han participado como acompañantes de los diálogos exploratorios: Chile, Cuba, Ecuador, Noruega y Venezuela.
“Lo grueso ya está claro. Lo que falta es determinar las reglas de juego y la manera como llegaría a ser la coordinación con La Habana”, le confirmó a este diario otra persona cercana a los diálogos.
Por los detalles pendientes, el Gobierno y el Eln anunciarían el inicio del proceso de paz en aproximadamente un mes.
Y una vez ocurrido esto, las partes estarían haciendo el lanzamiento oficial de la negociación unas semanas más tarde, como ocurrió con las Farc.
Finalmente, si todo sale bien, enero del 2016 podría convertirse en el mes del inicio formal del proceso de paz con el Eln, una guerrilla que, también como las Farc, cumplió 50 años sin haber logrado tomarse el poder por las armas.
MARISOL GÓMEZ GIRALDO
Editora de EL TIEMPO
En Twitter: @MarisolGmezG













