Propuesta de la Zona Nororiental para la ciudad de Medellín

Linea Formación, Género y luchas populares

Por: Alianza de planes de las comunas nororientales*

Reflexiones iniciales, sobre lo que sabemos y tenemos claro En la actualidad, existen diferentes ejes de discusión frente al territorio en Medellín que son transversales a los procesos de construcción del desarrollo local y la definición del modelo de ciudad, en los que se hace indispensable sentar una posición y construir propuestas  desde la organización comunitaria que propendan por la defensa de los derechos humanos y el mejoramiento de las condiciones de vida de las y los habitantes de los sectores populares.

 

nororiental

Nuestra menoría histórica nos recuerda que desde los inicios de los barrios populares hubo ausencia del Estado. Y a pesar de las carencias y la discriminación, sus habitantes los construimos desde la solidaridad y el trabajo comunitario; y de paso construimos comunidad, con capacidades mínimas pero suficientes para la planeación y la gestión de nuestros territorios. Por eso tenemos la certeza que también construimos ciudad.

Reconocemos la historia de los barrios y de las comunidades que los construyeron, haciendo habitables terrenos que hasta entonces resultaban inhabitables. Los mismos que hoy son de interés por parte de la Alcaldía de Medellín y algunos actores privados, para la implementación de proyectos de infraestructura.

Somos conscientes que en la historia de los territorios empobrecidos y segregados de esta ciudad, se ha venido acumulando una deuda social por parte del Estado colombiano y los sectores más ricos de esta sociedad. Y que ante el vigorizado interés por transformar la ciudad, se genera la oportunidad para que ésta deuda social sea saldada.

En la Zona Nororiental partimos de reconocer a las organizaciones sociales y comunitarias que trabajan por el desarrollo comunitario y los derechos humanos, como interlocutoras que conocen y aportan a la construcción de comunidad, de sociedad y de ciudad. Por tanto reivindicamos que los entes estatales y espacios institucionales encargados de la planeación y la construcción de la ciudad, den el mismo reconocimiento, asumiendo dichas organizaciones como interlocutoras válidas, en un ejercicio democrático para la gestión social del hábitat.

Entendemos que la construcción de la ciudad no ha sido sólo física y espacial, también es una construcción cultural. Y nos recocemos como portadores y creadores de cultura, somos la cultura viva.

Estos territorios han sido poblados principalmente por medio de asentamientos de familias que en su mayoría llegaron del campo a la cuidad. Estos procesos de crecimiento urbano, estuvieron motivados por el fortalecimiento de Medellín como epicentro de las actividades Entendemos que la construcción de la ciudad no ha sido sólo física y espacial, también es una construcción cultural. Y nos recocemos como portadores y creadores de cultura, somos la cultura viva.

Estos territorios han sido poblados principalmente por medio de asentamientos de familias que en su mayoría llegaron del campo a la cuidad. Estos procesos de crecimiento urbano, estuvieron motivados por el fortalecimiento de Medellín como epicentro de las actividades  económicas, sociales, políticas y culturales de la región antioqueña. Adicional a los desplazamientos, desde mediados del siglo anterior, debido a los conflictos sociales y políticos del país, uno de los principales factores que determinaron el poblamiento de los sectores populares ha sido el desplazamiento forzado de personas, familias y comunidades rurales de sus territorios debido a las dinámicas terratenientes de producción, los procesos de expropiación violenta por la presencia de los actores armados, la fuga de los escenarios de guerra, el aumento de mega-proyectos de “desarrollo” y la explotación de los recursos naturales, entre otros aspectos.

Aprendimos a resistir las agresiones de la violencia y el miedo, desde los tiempos en que las fuerzas represivas y los traficantes de muerte hicieron de nuestras comunas un gueto, y de ésta la ciudad más peligrosa del mundo. Y desde entonces lo hacemos desde lo comunitario, con las expresiones culturales, las artes, el encuentro organizativo, la creatividad, la alegría, la solidaridad. Desde allí le declaramos la guerra a la guerra, jugándonos la vida por alternativas a las cuales las sucesivas generaciones de jóvenes pudiéramos aferrarnos para salvar nuestras vidas.

La experiencia nos ha enseñado que la cultura y lo cultural son una valiosa vía de construcción de proyectos de vida, de sociedad, de ciudad. Dando sentido a formas de vivir que se basan en el encuentro, la dignidad humana, lo comunitario, lo público, el dialogo, la civilidad. Esa es una enseñanza que ofrecemos a esta sociedad.

Es también por ello que rechazamos la violencia que desplaza y desaloja a nuestros vecinos. Las amenazas, y las medidas policivas, represivas o que impliquen el uso de la fuerza, no pueden ser parte de la manera en que se construye desarrollo.

Aseguramos que los planeadores, urbanistas y autoridades que diseñan el desarrollo territorial en la ciudad se están equivocando. Y para corregirlo, deben tener en cuenta que están tomando los efectos como si fueran las causas de las problemáticas urbanas. Deben saber que nuestra realidad nos dicta que temas como el borde, los límites geográficos de crecimiento de la ciudad y la presión sobre el medio ambiente en nuestros territorios, a pesar de su importancia no nos son prioritarios. Estos no son más que efectos originados por el desplazamiento forzado (del campo a la ciudad e intraurbano), por la pobreza y por la ausencia de una real política de atención en vivienda que permita hacer frente a la falta de vivienda y a la precariedad de las mismas; siendo éstas las verdaderas causas.

Paren la guerra, controlen los grupos armados, disminuyan la pobreza y generen una política realmente útil y adecuada tanto para atender como para prevenir el déficit de vivienda, y tendrán un borde estable, un crecimiento controlado y un medio ambiente corresponsablemente cuidado por las mismas comunidades.

Sabemos que en la informalidad a la que fueron relegados muchos territorios, la tierra es  del que la habita. Y por tanto el paso a la formalidad, requiere la generación creativa de condiciones para que esta transición no signifique la expulsión y la multiplicación de nuevas fronteras de miseria.

Conocemos que ésta ciudad también es nuestra, porque nosotros también la construimos. Y por ello esperamos que ésta se construya para todas y todos.

Es por todo esto y más que asumimos y reivindicamos el derecho a la ciudad.

Preguntas

 ¿Quién y para qué se define el modelo de ciudad?

 ¿Quién y para qué se define el desarrollo local en barrios y comunas?

 ¿Cómo se relacionan el modelo de ciudad y el desarrollo en barrios y comunas?

 ¿Para ha acercarnos al desarrollo que queremos, debe haber más modelo de ciudad

en el barrio, o al contrario, más desarrollo local en la ciudad?

 ¿El problema fundamental del desarrollo en las comunas y barrios de Medellín es originado por la pobreza, o por la acumulación de riqueza en la ciudad?

 ¿El desarrollo pasa por la generación de más y mejor distribución del recurso público, o se trata de más y mejor redistribución de la riqueza?

 ¿Para qué queremos que sirvan nuestros ejercicios de participación?

 ¿Y cómo entender la participación y la autodeterminación en nuestro contexto, como una continuidad o como una contradicción?

 ¿Cuál es el papel que debería tener el Estado en el desarrollo de barrios y comunas?

 ¿Cómo entender la distribución del recurso público, sin que se comprometa la autonomía comunitaria?

 ¿En qué consistiría la autonomía de una comunidad empobrecida y victimizada, que convive con victimarios?

 ¿Para la materialización del derecho a la ciudad, se trata de crear y fortalecer formas de autogestión, y después complementadas con el recurso público; o al contrario de darle prioridad al recurso público y después complementarlo con formas de autogestión?

 ¿Si se trata de que la presencia estatal se fortalezca para la realización de derechos, se debe reivindicar la creación de más instituciones o de más políticas públicas?

 ¿Éste modelo de ciudad en Medellín, nos garantiza el derecho a la ciudad?

Propuestas, sobre lo que necesitamos y requerimos

1. El mejoramiento integral de barrios. Priorizando la legalización de predios, la mitigación del riesgo, el mejoramiento integral de la vivienda con acceso a servicios públicos domiciliarios, y el mejoramiento del hábitat. Para de esa manera avanzar en la garantía, protección y respeto pleno de los derechos relacionados con la vivienda y el hábitat; partiendo de garantizar la seguridad jurídica de la tenencia de la vivienda, pasando de ser dueños por posesión a ser propietarios con plenitud de garantías.

2. Que se realicen estudios micro zonificados del riesgo, para determinar el nivel real de riesgo y en esa medida identificar las zonas mitigables y las que servirían para reubicaciones en sitio. Y que se desarrollen obras para el control y gestión de desastres.

3. En caso que sea estrictamente necesaria la reubicación, que ésta sea en sitio y en condiciones de dignidad, y adecuación geoespacial y cultural. Donde de manera complementaria y paralela, mientras se da el proceso de reubicación, se desarrollen medidas de alerta y atención inmediata que permitan prevenir desastres. Y donde los costos de arriendo, servicios públicos y trasteo sean asumidos con recurso público por la administración municipal.

4. Atender el déficit cuantitativo de vivienda, generando programas que realmente permitan el acceso para las personas que viven en estratos 1 y 2, atendiendo a los principios de gastos soportables y asequibilidad, según la normatividad vigente sobre el derecho a la vivienda digna y adecuada.

5. Que se dé reconocimiento a los ejercicios participativos de planeación del territorio desarrollados por las comunidades. Principalmente en los planes locales de desarrollo y las propuestas generadas sobre el Jardín Circunvalar-Cinturón Verde Metropolitano, como instancias válidas y pertinentes para la planeación y gestión del territorio, para la construcción conjunta del POT.

6. Partiendo de la vigencia de la ley 388 de 1997, solicitamos que las diferentes acciones urbanísticas que direccione la Administración Municipal, fomenten la concertación entre los intereses sociales, económicos y urbanísticos, mediante la participación de los pobladores y las organizaciones comunitarias, a través de mecanismos de derechos de petición, celebración de audiencias públicas, y la intervención en la modificación o suspensión del proyecto urbanístico, según los términos establecidos. De manera que la consulta a las comunidades sea asumida como un requisito en la construcción de nuevas infraestructuras, para que en su planeación y edificación sean concertados el uso y adecuación de las mismas. Para que las obras públicas desarrolladas tengan como criterio principal la funcionalidad, al servicio de quienes ya están habitando el territorio. Como una manera de avanzar  en la eficiencia y eficacia en la ejecución del recurso público. Poniendo la utilidad para la comunidad, por encima de la estética costosa.

7. La generación de espacios para lo comunitario, el encuentro, el arte y la cultura, la recreación, la comunicación, la memoria, para que estos sirvan de lugar donde se edifique la dignidad humana. Le proponemos más espacio comunitario a la construcción de espacio público.

8. Corredores culturales, basados en un urbanismo social, que incentiven y apoyen las organizaciones comunitarias.

Para que lo anterior tenga sentido y no resulte contraproducente para las comunidades en su implementación, de manera complementaria se debe generar:

9. Mayor inversión pública en los territorios de mayor pobreza y vulneración de derechos.

10. Que parte de la inversión requerida para todo esto, sea también solventada por los gremios económicos, principalmente inmobiliario, constructor y financiero. A través de la regulación de la plusvalía, la renta y la usura. Por ser estos los grandes beneficiarios de la riqueza generada por la construcción del actual modelo de ciudad, y como una manera de avanzar en la generación de equidad.

11. Mayor control sobre quienes ejecutan proyectos con recursos públicos, para que no se lo roben.

12. Una política de atención y provisión de vivienda digna y adecuada para los desplazados del campo a la ciudad y para las víctimas de desplazamiento forzado intraurbano. De lo contrario, la expansión de la ciudad en condiciones de miseria seguirá siendo incontrolable.

13. El desarrollo de una política de generación de empleo para quienes habitan los territorios, para que puedan efectivamente solventar los costos que subyacen de la formalización de predios y de los servicios públicos domiciliarios. Para que dichos mejoramientos no signifiquen la expulsión del territorio debido a factores económicos.

14. Se debe leer la ciudad desde las contribuciones de la praxis cultural, barrial, civilista, colectiva y organizada. Y se debe planificar reconociendo y recogiendo experiencias de construcción de base, a partir de las artes y la cultura en los territorios.

15. Disposición inmediata de recursos normativos y administrativos necesarios y pertinentes para hacer realidad las anteriores propuestas.

* Alianza de planes de las comunas nororientales Corporación Cultural Nuestra Gente, Corporación Convivamos y Fundación Sumapaz 

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